LA FILOSOFIA COMO CIENCIA
  apuesta de pascal
 

Apuesta de Pascal

 
Blaise Pascal argumentaba que es mejor "apostar" por creer en Dios que no hacerlo.

La apuesta de Pascal es un argumento creado por Blaise Pascal en una discusión sobre la creencia en la existencia de Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una cuestión de azar. El argumento plantea que, aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es apostar que sí existe. "La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna."[1] Básicamente, el argumento plantea cuatro escenarios:

Puedes creer en Dios, si existe, entonces irás al cielo.

Puedes creer en Dios, si no existe, entonces no ganarás nada.

Puedes no creer en Dios, si no existe, entonces tampoco ganarás nada.

Puedes no creer en Dios, si existe, entonces irás al infierno

La apuesta de Pascal fue expresada por el propio filósofo de la siguiente manera:
Vous avez deux choses à perdre : le vrai et le bien, et deux choses à engager : votre raison et votre volonté, votre connaissance et votre béatitude; et votre nature a deux choses à fuir : l'erreur et la misère. Votre raison n'est pas plus blessée, en choisissant l'un que l'autre, puisqu'il faut nécessairement choisir. Voilà un point vidé. Mais votre béatitude ? Pesons le gain et la perte, en prenant croix que Dieu est. Estimons ces deux cas : si vous gagnez, vous gagnez tout; si vous perdez, vous ne perdez rien. Gagez donc qu'il est, sans hésiter. », Pensées
Blaise Pascal (1670)

Traducido quiere decir lo siguiente:

Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él existe, sin titubear. Pensamientos.

Blaise Pascal (1670)

Además de la gran utilidad esperada por creer, también se sumaba el beneficio aportado por una moral positiva, según las creencias de Pascal, la moral cristiana.

Críticas a la apuesta de Pascal [editar]

Como bien señala Mario Bunge, el supuesto en el que se basa el razonamiento de Pascal, que la existencia de Dios es una cuestión de azar, "es a la vez científicamente falso, filosóficamente confuso, moralmente dudoso y teológicamente blasfemo"[2] . Es científicamente falso porque ninguna ciencia puede medir o calcular la probabilidad de la existencia de Dios. Es filosóficamente confuso porque el argumento incluye la confusión entre la plausibilidad de una proposición y la probabilidad de un hecho. Es moralmente dudoso porque los creyentes religiosos honestos se muestran reticentes respecto a la sugerencia de creer en Dios porque resulta conveniente. Y, finalmente, es teológicamente blasfemo porque los teólogos sostienen que Dios no es ni mucho menos una criatura casual, sino el único ser necesario.

Por si esto fuera poco, la apuesta de Pascal no toma en consideración la existencia de varios dioses, ni la existencia de un Dios diferente al que postula el judeocristianismo, sea impersonal (que no premia ni castiga) como plantea el deismo, o sea personal y tenga diferentes criterios de premio y castigo, como en otras religiones monoteístas. En este sentido se orientan críticas como la del filósofo George Smith, creador de una "contrapuesta de Pascal" conocida como la apuesta de Smith, en la cual la lógica rigurosa guía toda la argumentación. En términos generales, la apuesta de Smith puede estructurarse de acuerdo a cuatro escenarios, a saber de la siguiente forma:

  • Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes lo que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.
  • Dios es un ser impersonal. Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga.
  • Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra el hombre, pues cometería este un error de conciencia válido y fundamentado. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo (Esta es la opinión personal de Smith), por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios (recordemos que, según Smith, la mayoría de los creyentes creen en Dios como simple “apuesta segura” a la salvación) sería para Él un gran pecado.
  • El Dios de los cristianos es el correcto. Con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida personal de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honesta (escasamente hay quienes creen en Dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (La mayoría, según Smith, creen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes, no habrían en tal caso ningún impedimento para suponer que también pudiera lanzar a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición y la tortura puede convertirse en un elemento de diversión.

Dadas todas estas argumentaciones, según él más sólidas que la apuesta de Pascal desde el punto de vista de la lógica, Smith invita a rechazar la renuncia a la razón que supone necesaria Pascal y predice que, basada en esa lógica, la conclusión más honesta a la que puede desembocar el hombre luego de meditar profundamente sobre la existencia o no de Dios, es el ateísmo.


Los ateos normalmente escuchamos diferentes argumentos acerca de por qué deberíamos creer en la existencia del llamado Dios, y sobre los beneficios (supuestos) que se ganan al creerlos. Uno de los más comúnes dice algo así como:

“Deberías creer en Dios, porque si él es real y tú crees en él, ganas la vida eterna. Si él es real y tú no crees en él, sufres eternamente. Si no es real, no pierdes nada. Por lo tanto, deberías creer en Dios porque tienes todo que ganar y nada que perder”.

Este argumento no es nuevo. De hecho lo popularizó el filósofo, matemático y científico francés Blaise Pascal, cuando dijo: “La razón no puede decidir nada en este asunto… De acuerdo a la razón, no puedes defender ninguna de las proposiciones”. Según Pascal, la razón es impotente en este asunto, de modo que deberíamos creer en Dios para estar en el lado seguro.

El filósofo George H. Smith (autor de “Ateísmo: el Caso Contra Dios”) se concentró en la Apuesta de Pascal, e ideó una contraapuesta que dice así:

La existencia de dios solo puede ser demostrada por la razón, y nuestra razón nos dice que tal ser no existe y que como consecuencia natural, una persona racional debe rechazar creer en este ser. Ahora surge la pregunta, Pero somos seres humanos falibles ¿Que tal si nuestra razón se equivoca en ésto? ¿Que sucederá si existe un Dios que nos castigue por no creer y cuya existencia no pueda ser demostrada por la razón? Bueno, pues en este caso nos quedan cuatro posibilidades:

1.-No hay Dios. En este caso, el ateo está en lo correcto, y en consecuencia puede vivir una vida libre de dogmas irreflexivos y de tiranías emocionales.

2.- Dios es impersonal. La segunda posibilidad es que el dios del deísmo, haya creado el universo y luego lo dejó libre sin involucrarse con sus creaciones. En este caso no hay nada que temer de tal dios, es impersonal y no nos castiga ni nos recompensa.

3.- Dios es bueno. La tercera posibilidad es un dios que se interesa por la humanidad. Es un dios justo y bueno. Tal dios, en su infinita bondad nunca castigaría a nadie por errores honestos de razonamiento, suponiendo, por supuesto, que no hay bajezas morales involucradas. Aquí tampoco tenemos razón alguna para temer a un dios así. De hecho, si nuestra razón es lo que nos separa de los animales, entonces no usarla podría interpretarse como un ‘pecado’. Si alguien está en peligro de ser castigado en este caso, es el teísta y no el ateo.
A los creyentes les encanta comparar a Dios con un padre amoroso, si este es el caso ¿Qué clase de padre castiga eternamente a sus hijos por un error de razonamiento?

4.- Dios es malo. La cuarta y última posibilidad es que haya un dios injusto. Sin interés por la justicia, que nos castigará sin importar si nuestros errores son honestos o no. No hay, después de todo, mayor injusticia que castigar a alguien por un honesto error de creencia. No le importan cosas tales como la honestidad y la integridad intelectual y, según la Biblia, nos quemará eternamente si dudamos de su existencia. No importa qué clase de vida hayamos llevado, este asunto de la creencia es esencial para determinar dónde pasaremos la eternidad. Entonces la credulidad se convierte en una virtud y no en un vicio. Por lo tanto, por definición, este dios es una deidad sin principios. Los creyentes siempre han sentido que están en mejor posición aquí, pero si uno lo piensa, en realidad están en el mismo barco que los ateos. ¿Por qué? Simplemente porque, si este dios realmente disfruta de crear gente para luego quemarla ¿Qué le podría dar mayor diversión que prometer a los creyentes felicidad eterna y luego traicionarlos y lanzarlos también al infierno? Ciertamente, no puedes confiar en la palabra de un dios injusto cuando te promete algo

Entonces, ésta es la apuesta: utiliza tu razón en todas las áreas de actividad humana, incluyendo claro a la religión. Si no hay dios, estarás en lo correcto. Si existe el dios de los deístas, no tienes nada que temer. Si existe un dios justo, tampoco hay nada que temer. Y si es el dios injusto el que existe, entonces ciertamente vivimos en un universo de pesadilla, pero el cristiano no se halla en mejor posición que el ateo, de modo que, ¿por qué no vivir nuestras vidas como seres humanos racionales? ¿Por qué no hacer todo lo que podamos para hacer de este mundo, nuestro único hogar, un lugar mejor, y por qué no hacer todo lo posible para hacer que la vida valga la pena y sea disfrutable para todos?

 
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